Claridad


Como todos ustedes saben, amo escribir, lo hago en todo momento incluso sin pensar… sin embargo mucho de eso me lo guardo para mi nada más, a manera de diálogo personal, de autoanálisis, en un afán a veces de encontrar sentido, de entender un poquito lo que me sucede, de desbordar todo mi corazón en  una catarsis a manera desahogo personal…
Otras veces,  surgen escritos como este, que si bien no son importantes para todos espero para  quien se dé el tiempo de leerlos, pueda encontrar en ellos empatía con lo que vive, pudiéndoles transmitir en este breve lapso de lectura, un mismo sentir por situaciones similares, sirviendo como reflexión  para aprender, sobre todo ahora que estamos en cuarentena, encerrados,  realizando actividades relajantes o estresantes (lavar los trastes ya es una de ellas), estamos pensando mucho o viendo cómo pasan los días, tratando de asimilar que la normalidad como la conocíamos no regresará.
En medio de esto, están también  las situaciones personales, particularmente únicas… tan pero tan únicas que nos hacen sacar lo mejor de nosotros pero también lo peor. Algunas veces podremos ser casi casi imitadores del Capitán América, llenos de optimismo e idealismo ante las situaciones más adversas, otras… puff!! Otras veces manifestaremos al Shreck que tenemos dentro, exponiendo nuestro corazón por lo que realmente lo llena: orgullo, soberbia, temor, falta de gozo, ansiedad, frustración,  hartazgo y mil cosas más, haciéndonos patos algunas veces con tal de no enfrentarlo.
Así que, primero, déjame contarte algo que no había querido hablar pero que de una u otra manera hoy puedo hacerlo sin llorar… hace 3 meses tomé una decisión respecto a la breve relación que tuve,  esperando poder encontrar en esa decisión una solución al conflicto en cuestión, que para mí no implicaba más que crecimiento si podía resolverse… obviamente no fue así y resultó todo lo contrario, mi sorpresa fue mayor al expresar o escuchar cosas que nunca creí, pero sobretodo me llene de frustración al no encontrar la respuesta que esperaba… A partir de ese momento y durante casi dos meses me hundí, no sólo emocionalmente, sino también espiritualmente hablando, ya que no podía entender ni los porqués, ni aceptar dentro de mí lo que sucedía y mucho menos que lo que mi yo planteaba no sea “entendible para Dios”… (Si no crees en él y me lees, este escrito no tendrá mucho sentido para ti)
En fin, fuera de lo que pasó, del resultado final (esa es otra historia),  cada vez que avanzaban los días, el tiempo, las formas de ser de cada quien, lo que se decía o lo que se callaba fue llevando a destapar mi corazón acerca de la falta de alegría, de un gozo verdadero, comenzando a tener por momentos cierta amargura y molestia lo cual ya no era normal en mi… Digo, soy neuras pero nunca había sido “amargaitor”
Debido a esto, entender el amor de Dios y su soberanía fue cada vez más difícil, más desesperante, más complicado para mi cerebro, incapaz de mantenerse quieto con tantas preguntas sobretodo porque “en teoría” creerlo es relativamente comprensible y más si estamos "bien"… Aaaah!! Pero vivirlo, vivirlo es otro nivel de reto, sobretodo porque subconcientemente tratamos de hacerle “manita de puerco” a Dios, lo cual es imposible pero seguimos de necios cayendo en ello.
Así que fui confrontada respecto a eso y, aun sin entenderlo comencé a tener la necesidad (con cierta resistencia) de conocer aún más todo de Aquel que es soberano y su gran capacidad de dar gozo en medio de la tormenta, de dar paz a pesar de lo que se vive, a pesar de “perder” lo que se quiere, convirtiéndose esto para mí, en una lucha diaria; acercarme a Él, se volvió incluso toda una osadía, no encontrándole razón de ser a la cercanía… ¿Para qué? Si Él ya tiene el control de todo, presente, pasado y futuro,  añadiéndole pa’ colmo  mi falta de aceptación y de entendimiento.
Y así estuve, deambulando, con mi cerebro taladrando la palabra “acércate” pero negándome a hacerlo porque no le encontraba sentido a hablar si todo ya estaba escrito…
Hasta este domingo, en el que,  a raíz de una situación familiar por el ya odiado coronavirus,  me llené de temor, angustia, desesperación, incertidumbre pero sobre todo de impotencia de no poder hacer nada…  literalmente nada de nada por la gente que amo,  más que ( ¡Ahora sí! ) hincarme y orar, quedando claro en ese momento, de una forma muy vívida quien soy y una perspectiva real de quien es Él…
Es precisamente esta situación la que me lleva a comprender que no sólo en momentos de impotencia sino también en el día a día, en  las frustraciones, en la falta de entendimiento de lo que sucede, en las reacciones extremas de otras personas, en el diario vivir, lo que me lleva irónicamente a ver lo que soy, lo que somos los humanos… Siendo esto el meollo de este escrito!!
Hoy, aún caminando en el desierto, en el que estoy desde meses atrás puedo ver un propósito mayor; aun comprendiendo poco a poco su soberanía, puedo entender mi necesidad de  orar, de pedir por algo, por alguien (esta vez fue mi hermano); aún en medio de la tristeza puedo hallar gozo; aun en medio de la frustración y el regreso a la “soledad” su presencia está,  además de haberme provisto de amigas y amigos maravillosos que han tenido palabras de aliento, de oración,  de ánimo, de confrontación, de proyectos, de preguntarme como estoy aun cuando discuta con ellos sin importar el orgullo de los errores que cada quien, redefiniendo con esto lo que es el amor y la amistad verdadera…
¿Está siendo fácil? No, conocerlo y re – conocerlo después de 25 años de haberme topado con Él, implica de nuevo abrir mil capas de mi corazón, enfrentar mis miedos, mis metidas de pata, mi terquedad, así como valorar mis dones y lo que soy o no capaz de hacer, sabiendo que lo que tanto hablo con mi psicólogo – consejero  (a quien le agradezco su paciencia por todo lo que se me ocurre) cobró sentido, estando consciente que no es de la noche a la mañana, que seguir a Cristo implicará pérdidas diferentes a las que conocía ,que su Soberanía no está peleada con escuchar nuestra oración (Si, lo sé, es algo que no debo olvidar pero ya ven, sucede precisamente porque creemos que no pasará 😔)
Yo Gina Alcocer, loca, creativa, extrovertida, distraída, rara, imperfecta, llena de errores encuentra en Dios, el amor perfecto porque la acepta tal cual es, mostrándole día con día su humanidad para hallar paz y gozo a pesar de ella, al  mostrarle El, su suficiente gracia, sin necesidad de nada más
                Como diría Ellizabeth Elliot: “La inquietud y la impaciencia no cambian nada, excepto nuestro gozo y nuestra paz. La paz no reside en cosas externas sino en el corazón preparado para esperar en Áquel que tiene TODO a salvo en sus manos”

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares