Temores
Llegando hoy casi al final del año escolar y sobre todo en las escuelas públicas, los maestros tenemos que hacer, la gran mayoría de las veces, circo, maroma y teatro en un intento de manejar de la mejor manera posible, la incoherencia de la fecha de entrega de calificaciones con el cumplimiento del tiempo establecido por la SEP para el curso escolar, todo por las famosas estadísticas en Educación que a fin de cuentas son pura faramalla, no sólo en Yucatán sino en todo México.
Debido a esto se dan asesorías, se ven y analizan películas, se hacen dinámicas de grupo, se marcan trabajos extras, ¡que parecen más beca tras beca de Oportunidades que cualquier otra cosa!, entre otras actividades.
Tomando esto en cuenta entiendo que la escuela de mi hija no podía ser la excepción, así que el viernes pasado en un afán de “matar el tiempo”, su maestra les llevó una película: “Actividad Paranormal”, sinceramente no la he visto, no me llama la atención y mucho menos la consideraría una película para niños de cuarto año aún “con toda la madurez” que éstos puedan aparentar… por lo que me he estado preguntando, ¿En dónde rayos estaba su cabeza? Estoy segura que no tenía idea de lo que esto provocó en algunos niños entre ellos mi hija y por consecuencia en mí que prácticamente llevo varios días durmiendo a medias por las adorables pesadillas o ideas que a veces surgen…
Las cuales culminaron ayer en un franco y frenético ataque de desesperación pues ella, casi juraba que tarde o temprano lo sucesos de la película se harían realidad, así que después de calmarla y acurrucándose en mi cama junto con su hermanito quien aprovechó para unirse a la causa en lo que comúnmente se llama “Monumento a la madre” hablamos acerca del temor y de lo que este es capaz de hacer en nuestras vidas...
Y es que como mencionaron en el retiro femenil, nuestros temores hablan, son un huracán de ideas y pensamientos que pone nuestra mente de cabeza, que a veces nos invade peleando por salir a la superficie de nuestro cerebro soplando, susurrando, muy sutilmente palabras de desaliento, desvaneciendo nuestro ser, nuestros sueños, llevándonos al final a un estado sin vida, de indiferencia total incluso hacia nosotros mismos y por lo tanto a lo que nos rodea.
Sus susurros sólo dicen: va a suceder, no puedes lograrlo, no puedes vivir si no lo tienes, necesitas de tal o cual cosa para sentirte vivo (a), no puedes decir que no, nadie te va a querer, necesitas aceptación, no puedes ir contra el mundo, etc., etc., etc. y es tan subliminal la forma en que se manifiesta dentro de nosotros que al no reconocerlo y sin darnos cuenta nos hace perder la razón y llevarnos muchas veces a tomar decisiones erróneas en un afán de evitarlo y consiguiendo a larga el cumplimiento de lo que tanto tememos.
Lo cierto es que esta situación de mi hija sirvió, no sólo para hablar sino también, para ejemplificar a pequeña escala lo que nos sucede a millones y millones de personas, incapaces de mencionar nuestros miedos irónicamente por el miedo a enfrentarlos o al qué dirán
Basta dar una ojeada y ver que se aceptan muchas veces situaciones que no agradan por temor al rechazo, en algunas ocasiones se busca compañía por temor a la soledad o al compromiso eterno, se teme a la vejez, a las alturas, a los bichos (díganmelo a mí), al encierro, a la muerte, a las pérdidas materiales y sentimentales, a las críticas (que de todos modos siempre van a haber), uff! La lista es bastante larga y depende de cada quien, el punto es como diría un amigo hay que “ser aventados” pero lo aplicaría no sólo al hecho de vencer o ir en contra de estereotipos e ideas establecidos por el mundo en general, sino a también a mantenerse firme dentro de él, manteniendo los valores, siendo radical cuando se tiene que serlo aún cuando se conozcan las consecuencias de esto, hay que dar pasos de fe enfrentando nuestros miedos más profundos, reconociéndolos y luchar contra ellos (lo cual no es fácil y agradable) pero sobre todo dar nuestra confianza a Aquel que todo lo puede y que en todo tiene el control: Dios.

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